Llevas toda la vida jugando mal al Monopoly

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Nos hizo soñar con convertirnos en magnates del panorama inmobiliario y lleva amenizando las tardes familiares desde 1935; con más de 250 millones de copias vendidas, podríamos pensar que lo sabemos todo del Monopoly, pero ahora un usuario de Twitter ha descubierto que no.

“Cuando alguien cae en una propiedad en el Monopoly y no la compra, entra en subasta para que cualquier jugador la pueda comprar. ESTÁ EN LAS REGLAS.”, ha publicado en Twitter el usuario @AskRubenHow2Bet.

Además ha añadido que “también está permitido que caigas en una propiedad, decidas no comprarla y luego pujar durante la subasta.”

Muchos usuarios han quedado sorprendidos pues, la mayoría, desconocía esto. Y no, no es así porque lo diga Ruben, es así porque, como bien apunta en su publicación, está en las reglas del juego.

“Cuando la ficha de un jugador va a parar a una propiedad sin dueño, este jugador tiene la opción de comprar dicha propiedad al Banco por el precio que va impreso en la misma. El jugador recibe una carta de Escritura de Propiedad que lo acredita como dueño y que debe colocar bocarriba delante de sí mismo.”, versa el reglamento.

Pero además, “si el jugador opta por no comprar, la propiedad es puesta inmediatamente a la venta en subasta por el Banquero y es vendida al mejor postor. El comprador pagará al Banco la cantidad estipulada en la licitación y recibirá la carta correspondiente de Escritura de Propiedad. Todos los jugadores pueden licitar, incluso el jugador que no aceptó la opción de compra al precio impreso en la propiedad. Cualquier precio puede servir de base para comenzar la licitación.”, concluye el apartado.

Es decir, aunque normalmente un jugador tira, elige si quiere comprar la propiedad correspondiente a la casilla en la que ha caído y si no la compra pasa el turno al siguiente jugador, que vuelve a tirar, esto no es lo correcto.

Parece que el juego que ha sido capaz de reunir a toda la familia en numerosas ocasiones para echar una partida, tendrá que volver a hacerlo una vez más para, ahora sí, jugar como es debido.